Dando
un curso en exteriores a mis alumnos, y para que el aspecto
técnico
dejara de tener relevancia, les quería enseñar que la fotografía
no solo son siempre las mismas fotos técnicas, ni incluso las
mismas
fotos turísticas que todo el mundo realiza.
Les
paré en seco y les pregunté ¿que foto sacarían en ese punto?.
Todos,
inmediatamente dispararon a una tienda de una prestigiosa marca
muy
cara.
Cuando
hicieron la foto, todos se arremolinaron conmigo para que viera
si
técnicamente la foto estaba bien.
A
continuación les hice darse la vuelta y les mostré todo un
universo
de fotografía creativa, nada convencional. Todo un bodegón ya
montado y dispuesto para que lo fotografiasen. Evidentemente le
pedimos permiso a los dueños del local y no tuvieron ningún
reparo
en darnos su beneplácito.
Los
alumnos alucinaron cuando vieron sus fotos por la gran gama
cromática
que se les estaba ofreciendo.
Aprendieron
a partir de ese momento a observarlo todo. Desde
ese preciso instante su fotografía cambió para siempre. Sus
fotos
eran más arriesgadas, atrevidas y llenas de vida. Incorporaban
elementos como a personas abrazándose (siempre de espaldas), un
niño
saltando o un peatón cruzando la Gran Vía con su perro.
Ese
día estuve muy orgulloso de mis alumnos. Habían aprendido una
gran
lección que yo creo jamás olvidarán.
Aquí os dejo algunas instantáneas que me sorprendieron a mi mismo.
Recuerda
siempre que la fotografía la haces tú. Eres el dueño del triunfo
de una foto, pero también eres el dueño del fracaso. En
cualquier
caso, podrás estar muy orgulloso de tu trabajo, ya que la has
pensado, meditado y realizado.
Lo
importante de una fotografía no es que sea bonita o fea, es que
sea
tuya.
Si
deseas hacer fotos como ésta, con un taller de 8 horas, que
damos
nosotros, serás capaz de hacer esta toma y todas las que se te
ocurran. Apúntate a nuestro taller y que tu imaginación fluya.
Gracias.
LUIS SANZ
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